En Dralion, los cuatro elementos que rigen el orden natural adquieren forma humana. A través de esta personificación, cada elemento representa el propio color que lo evoca: el aire es azul; el agua es verde; el fuego es rojo; la tierra es ocre. En el mundo de Dralion, las culturas se mezclan, el hombre y la naturaleza son uno, y se alcanza el equilibrio.